Peru, Guatemala, El Salvador, Colombia, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Rep. Dominicana, Venezuela, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay LA MAGIA DE UNA SONRISA llega a las zonas mas vulnerables. 30350043370430053702 Caja laboral
viernes, 18 de febrero de 2011
sábado, 12 de febrero de 2011
No es oro, todo lo que reluce
Hola amigos/as, tenia ganas de escribir un pequeño avance de algo que en un futuro puede levantar alguna ampolla y quizas tire piedras sobre mi propio tejado, como sabeis hasta ahora estuve en varios paises, contacte con muchas ong,s que normalmente son las que me mueven por las zonas donde hago las actuaciones de magia solidaria, soy una persona muy observadora, me quedo con muchos detalles (que bastantes veces no me gustan) muchas veces antes de una actuacion, ya me siento utilizado, ya que la "ong" correspondiente, me utiliza para sus fines, por ejemplo, preparan una campaña en un asentamiento, esa ong, hace propaganda de sus actividades y al final actua el mago ( ? ) yo siendo consciente de dicha utilizacion, sacrifico mi mala leche y hago la actuacion (siempre por los niños y niñas) ellos y ellas no tienen la culpa, y para cuando te das cuenta de esta maniobra, ya es tarde y estas en el lugar, si conocieseis los asentamientos humanos, me entenderiais, que condicciones mas duras de vida, yo amigos y amigas, doy mi trabajo a cambio de sonrisas, eso es todo lo que pido y mi proyecto REPARTIENDO ILUSION va dirigido a los mas pobres y desanparados y si para llegar a ellos/as, tengo que comerme mi orgullo, lo hare, pero al final, cuando me despida de la magia (porque no puedo ni con la varita) escribire todas mis experiencias, buenas y malas, entonces podre desahogarme, cuidado que hablo de algunas ong,s no de todas, la mayoria hacen una labor, que es para quitarse la boina, amigos este blog es para que me deis consejos y dejeis plasmadas vuestras opiniones, un saludo de Zaki Magoa zakimago@hotmail.com
viernes, 11 de febrero de 2011
PREPARATIVOS (DEL 2 AL 9 DE ABRIL) A GHANA
Amigos ya estoy preparando, el visado, las vacunas, el pasaporte, los juegos de magia, y las ganas que tengo de hacer feliz a muchos niños y niñas, estaremos en unas zonas donde jamas vieron a un mago (como nosotros) otros magos (de otra clase) si vieron, procuraremos aprovechar al maximo el tiempo y hacer disfrutar al mayor numero de niños/as, haremos muchas fotos para compartirla con vosotros/as, tambien os contaremos todo lo que veamos (incluso, lo bonito) REPARTIENDO ILUSION es un proyecto propio, nacio en 2006 en los campamentos de refugiados Saharauis (Argelia) visite las escuelas de los cuatro campamentos, con mi magia solidaria, de alli salte a Bosnia Sarajevo, dos años seguidos, de alli otro saltito a Lima Peru, tres años seguidos, visite lo contrario de los turistas, vi y vivi con los habitantes de los asentamientos humanos (por hay teneis fotos) de Lima Kenia, de Kenia a Ghana (ya prontito) y asi seguire, mientras tenga fuerzas y mi cabeza funcione, hasta aqui, miles de niños y niñas han visto mi show, miles de sonrisas, carcajadas, griterio, etc
Amigos lo que yo invierto en este proyecto, al momento veo el resultado y aqui si que soy egoista, ya que lo veo yo y es para mi, los abrazos, los besitos, las cartas, las ilusiones, el que vean algo diferente y gratis, el tener un recuerdo de algo bonito, en lo que pensar, en crear nuevos magos y magas con jovenes de la calle, darles esa oportunidad (de la que tanto carecen) son muchas las cosas que yo gano, muy dificiles de explicar, recibo mas de lo que doy, regalo mi trabajo por sonrisas, ilusiono, en fin, que si algun mago o maga lee esto, que sepa lo que se esta perdiendo, que suerte tenemos por ser "magos/as" no os lo podeis imaginar, todo lo que podemos hacer, a cuanta gente podemos llegar, amigos/as teneis mi numero de telefono, (699054904) si quereis consultarme algo, estoy a vuestra disposicion, un saludo de Zaki Magoa
Amigos lo que yo invierto en este proyecto, al momento veo el resultado y aqui si que soy egoista, ya que lo veo yo y es para mi, los abrazos, los besitos, las cartas, las ilusiones, el que vean algo diferente y gratis, el tener un recuerdo de algo bonito, en lo que pensar, en crear nuevos magos y magas con jovenes de la calle, darles esa oportunidad (de la que tanto carecen) son muchas las cosas que yo gano, muy dificiles de explicar, recibo mas de lo que doy, regalo mi trabajo por sonrisas, ilusiono, en fin, que si algun mago o maga lee esto, que sepa lo que se esta perdiendo, que suerte tenemos por ser "magos/as" no os lo podeis imaginar, todo lo que podemos hacer, a cuanta gente podemos llegar, amigos/as teneis mi numero de telefono, (699054904) si quereis consultarme algo, estoy a vuestra disposicion, un saludo de Zaki Magoa
Expulsan al mago Zaki de New York (12/02/2008)
El mago Zaki, un ilusionista bilbaíno que viajaba a Las Vegas es detenido en un aeropuerto de Nueva York y devuelto a España por haber visitado campamentos saharauis.
El Correo. – Agustín Villagra Calvo sabe mucho de trucos y de cómo un viaje a Las Vegas en compañía de seis amigos puede acabar convirtiéndose en un auténtico infierno… por arte de magia. A este vecino de Rekalde de 51 años, el paso por la aduana de un aeropuerto norteamericano le ha quitado las ganas de cruzar el charco en mucho tiempo. Y todo por culpa de su compromiso solidario que le ha llevado a los campamentos de refugiados saharauis en Argelia y de un pecado de juventud cometido nada menos que en 1971.
Todo empezó el 17 de enero cuando Agustín, miembro de la Asociación Vizcaína de Ilusionismo, embarcó en el aeropuerto de Bilbao rumbo a Las Vegas, «el templo de la magia», donde tenía pensado pasar seis días con tres parejas de amigos viendo en directo a los herederos de David Copperfield y empapándose del espíritu de la ciudad que nunca duerme. «Llevaba 5 años preparando el viaje y encima fui yo quien les embarcó en esta historia», relataba esta semana todavía con una mueca de disgusto.
Las cosas no tardaron en torcerse. Nada más llegar al aeropuerto parisino Charles De Gaulle, los agentes del primer control repararon en los sellos argelinos del pasaporte de Agustín, que testimoniaban un par de viajes efectuados al norte de África para entretener a la población refugiada de los campamentos de Tindouf. El ilusionista viajó allí en dos ocasiones, en 2006 y 2007, de la mano de la asociación Saharakide y con el apoyo del Ayuntamiento de Mungia. «Hacía para ellos espectáculos de malabares y globoflexia, además de sesiones de magia y talleres de animación».
Semejante currículum no hizo muy felices a los policías galos, que le apartaron de su grupo, le interrogaron, cachearon y dejaron en pantalón y camisa. Pero Agustín tiene fe en el género humano y atribuyó todo este despliegue a «un control rutinario y aleatorio», un ‘numerito’ de esos que engrosan el capítulo de las anécdotas y que al regreso de un viaje alimentan las tardes de sobremesa con los amigos. Craso error. Volvió con sus compañeros ajeno al aviso que en ese momento las autoridades francesas enviaban a sus colegas del aeropuerto de Newark, donde el avión que le trasladaba a Estados Unidos tenía prevista su llegada nueve horas más tarde.
«Seis mastodontes»
«La pesadilla comenzó en cuanto se abrieron las puertas, cuando nos pidieron a todos que saliéramos con el pasaporte en la mano. Allí plantados había seis policías, tres de uniforme y tres de paisano, que nada más verme se despreocuparon del resto y me apartaron del grupo. Eran seis mastodontes -relata Agustín, aún angustiado- que me llevaron por todo el aeropuerto hasta el CBP, una sala de interrogatorios atestada de gente de otras nacionalidades. Me esperé lo peor».
El interrogatorio no se hizo esperar. «Un policía mexicano, un tal L. Mejía, hizo de intérprete. Abrieron el pasaporte por la página donde estaban los sellos de Argelia. Que quién me había pagado el viaje al Sahara, el nombre de las asociaciones que ayudan a los refugiados, los responsables de esos grupos; que si había armas en los campamentos, gente de uniforme; que qué estudiaban los niños…» Agustín trataba de aclarar que no escondía nada, ni por delante ni por detrás. «Ni saben lo que son los campamentos saharauis; sólo hay niños y ancianos en condiciones durísimas. Los jóvenes, o hacen la mili con el Frente Polisario en una franja de desierto arrebatada a Marruecos o van al extranjero a estudiar».
Sus explicaciones no parecían convencer a nadie, y eso durante dos horas y media de interrogatorio. Agustín, solo, sin asistencia legal -«me dijeron que podía llamar al consulado español en Nueva York, pero que no me iba a servir de nada, que me mandaban e vuelta a España»- y atacado de los nervios, pendiente únicamente de que los policías sacaran un conejo de la chistera y lo empapelaran. «Me dijeron que en la declaración jurada, como me pillasen en falta me enviaban a la cárcel». Y Agustín, como un flan. «No me sentía nadie ni nada, sin derechos, una indefensión total… Tenía que haber llamado al cónsul, pero estaba tan acojonado que me bloqueé».
36 años después
Y la liebre saltó por donde menos se lo esperaba. «Cuando tenía 15 años, embarqué en un mercante como ayudante de cocina, después de años interno y con problemas en casa. Me tiré seis meses navegando hasta que el barco atracó en Richmond, Virginia, y decidí quedarme allí». Agustín tomó la decisión sin pensarlo, se empleó en un restaurante que regentaba un gallego y decidió que ése era un sitio tan bueno como cualquier otro para empezar de nuevo. Claro que se le olvidó un detalle. Era un inmigrante ilegal y, cuando llegó a la conclusión de que eso tampoco era lo suyo, se entregó a las autoridades de Inmigración, que le devolvieron a España en otro barco. «Me dijeron que tenía prohibida la entrada en el país durante veinte años. ¿Pero han pasado 36! ¿Cuando estaba allí era presidente Nixon y estaban en plena guerra de Vietnam! No tengo antecedentes de ningún tipo. ¿De qué va todo esto?».
Durante el interrogatorio, los agentes ficharon a Agustín, le tomaron las huellas dactilares… «Cuando hicieron las fotos y me quité las gafas, empezaron a reírse de mí -el bilbaíno perdió hace años en una sokamuturra infantil la visión de un ojo y quedó con secuelas en el otro-. Nunca me había sentido tan humillado. Eso sin olvidar que no pude contactar con mis amigos hasta el día siguiente», ya en Bilbao, después de 29 horas de viaje «que no le deseo ni a mi peor enemigo».
Porque Agustín, efectivamente, fue devuelto de nuevo a París y de allí a Loiu. «Perdí el viaje, pero ya me da igual; hasta esa ilusión me han quitado. Tengo una amiga que enseña Derecho Penal y que ha consultado con otros abogados. Todos coinciden en que no hay nada que hacer con los aduaneros americanos, que es mucho dinero y mucho tiempo». Sus amigos regresaron el pasado domingo. «Me han dicho que no es para tanto», dice con un mohín mientras contempla las tarjetas de embarque que dan fe de ese calvario de 29 horas a uno y otro lado del Atlántico. Ida y vuelta así, por arte de birlibirloque.
El Correo. – Agustín Villagra Calvo sabe mucho de trucos y de cómo un viaje a Las Vegas en compañía de seis amigos puede acabar convirtiéndose en un auténtico infierno… por arte de magia. A este vecino de Rekalde de 51 años, el paso por la aduana de un aeropuerto norteamericano le ha quitado las ganas de cruzar el charco en mucho tiempo. Y todo por culpa de su compromiso solidario que le ha llevado a los campamentos de refugiados saharauis en Argelia y de un pecado de juventud cometido nada menos que en 1971.
Todo empezó el 17 de enero cuando Agustín, miembro de la Asociación Vizcaína de Ilusionismo, embarcó en el aeropuerto de Bilbao rumbo a Las Vegas, «el templo de la magia», donde tenía pensado pasar seis días con tres parejas de amigos viendo en directo a los herederos de David Copperfield y empapándose del espíritu de la ciudad que nunca duerme. «Llevaba 5 años preparando el viaje y encima fui yo quien les embarcó en esta historia», relataba esta semana todavía con una mueca de disgusto.
Las cosas no tardaron en torcerse. Nada más llegar al aeropuerto parisino Charles De Gaulle, los agentes del primer control repararon en los sellos argelinos del pasaporte de Agustín, que testimoniaban un par de viajes efectuados al norte de África para entretener a la población refugiada de los campamentos de Tindouf. El ilusionista viajó allí en dos ocasiones, en 2006 y 2007, de la mano de la asociación Saharakide y con el apoyo del Ayuntamiento de Mungia. «Hacía para ellos espectáculos de malabares y globoflexia, además de sesiones de magia y talleres de animación».
Semejante currículum no hizo muy felices a los policías galos, que le apartaron de su grupo, le interrogaron, cachearon y dejaron en pantalón y camisa. Pero Agustín tiene fe en el género humano y atribuyó todo este despliegue a «un control rutinario y aleatorio», un ‘numerito’ de esos que engrosan el capítulo de las anécdotas y que al regreso de un viaje alimentan las tardes de sobremesa con los amigos. Craso error. Volvió con sus compañeros ajeno al aviso que en ese momento las autoridades francesas enviaban a sus colegas del aeropuerto de Newark, donde el avión que le trasladaba a Estados Unidos tenía prevista su llegada nueve horas más tarde.
«Seis mastodontes»
«La pesadilla comenzó en cuanto se abrieron las puertas, cuando nos pidieron a todos que saliéramos con el pasaporte en la mano. Allí plantados había seis policías, tres de uniforme y tres de paisano, que nada más verme se despreocuparon del resto y me apartaron del grupo. Eran seis mastodontes -relata Agustín, aún angustiado- que me llevaron por todo el aeropuerto hasta el CBP, una sala de interrogatorios atestada de gente de otras nacionalidades. Me esperé lo peor».
El interrogatorio no se hizo esperar. «Un policía mexicano, un tal L. Mejía, hizo de intérprete. Abrieron el pasaporte por la página donde estaban los sellos de Argelia. Que quién me había pagado el viaje al Sahara, el nombre de las asociaciones que ayudan a los refugiados, los responsables de esos grupos; que si había armas en los campamentos, gente de uniforme; que qué estudiaban los niños…» Agustín trataba de aclarar que no escondía nada, ni por delante ni por detrás. «Ni saben lo que son los campamentos saharauis; sólo hay niños y ancianos en condiciones durísimas. Los jóvenes, o hacen la mili con el Frente Polisario en una franja de desierto arrebatada a Marruecos o van al extranjero a estudiar».
Sus explicaciones no parecían convencer a nadie, y eso durante dos horas y media de interrogatorio. Agustín, solo, sin asistencia legal -«me dijeron que podía llamar al consulado español en Nueva York, pero que no me iba a servir de nada, que me mandaban e vuelta a España»- y atacado de los nervios, pendiente únicamente de que los policías sacaran un conejo de la chistera y lo empapelaran. «Me dijeron que en la declaración jurada, como me pillasen en falta me enviaban a la cárcel». Y Agustín, como un flan. «No me sentía nadie ni nada, sin derechos, una indefensión total… Tenía que haber llamado al cónsul, pero estaba tan acojonado que me bloqueé».
36 años después
Y la liebre saltó por donde menos se lo esperaba. «Cuando tenía 15 años, embarqué en un mercante como ayudante de cocina, después de años interno y con problemas en casa. Me tiré seis meses navegando hasta que el barco atracó en Richmond, Virginia, y decidí quedarme allí». Agustín tomó la decisión sin pensarlo, se empleó en un restaurante que regentaba un gallego y decidió que ése era un sitio tan bueno como cualquier otro para empezar de nuevo. Claro que se le olvidó un detalle. Era un inmigrante ilegal y, cuando llegó a la conclusión de que eso tampoco era lo suyo, se entregó a las autoridades de Inmigración, que le devolvieron a España en otro barco. «Me dijeron que tenía prohibida la entrada en el país durante veinte años. ¿Pero han pasado 36! ¿Cuando estaba allí era presidente Nixon y estaban en plena guerra de Vietnam! No tengo antecedentes de ningún tipo. ¿De qué va todo esto?».
Durante el interrogatorio, los agentes ficharon a Agustín, le tomaron las huellas dactilares… «Cuando hicieron las fotos y me quité las gafas, empezaron a reírse de mí -el bilbaíno perdió hace años en una sokamuturra infantil la visión de un ojo y quedó con secuelas en el otro-. Nunca me había sentido tan humillado. Eso sin olvidar que no pude contactar con mis amigos hasta el día siguiente», ya en Bilbao, después de 29 horas de viaje «que no le deseo ni a mi peor enemigo».
Porque Agustín, efectivamente, fue devuelto de nuevo a París y de allí a Loiu. «Perdí el viaje, pero ya me da igual; hasta esa ilusión me han quitado. Tengo una amiga que enseña Derecho Penal y que ha consultado con otros abogados. Todos coinciden en que no hay nada que hacer con los aduaneros americanos, que es mucho dinero y mucho tiempo». Sus amigos regresaron el pasado domingo. «Me han dicho que no es para tanto», dice con un mohín mientras contempla las tarjetas de embarque que dan fe de ese calvario de 29 horas a uno y otro lado del Atlántico. Ida y vuelta así, por arte de birlibirloque.
CUENTO DEDICADO
Hola de nuevo amigos y amigas, aqui os envio algo que toco mi corazon, es un CUENTO que me dedica el mago Daroca y quiero compartirlo con vosotros/as.
Cuentan que un dia muy lejano un mago solidario llego al cielo y le dijo el niño jesus: Lo siento Zaki, pero la entrada para entrar en el cielo cuesta mucho dinero, y sin entrada no puedes pasar. Zaki pidio que hiciera una excepcion, porque el no tenia suficiente. Pero el niño jesus le contesto: ¿ Como que no tienes dinero? ¿Y esa altisima montaña de monedas de oro? No jesus esa no es mia, sera de David Copperfield o Sigfriend and Roy. Es tuya, le dice el niño, fijate bien en cada una de esas monedas. En cada una hay dibujada una sonrisa. Son todas las sonrisas infantiles que has conseguido en la tierra, eres el mago mas millonario de todos. ¿si? !Entonces puedo pagar la entrada para el cielo! ¿ Cuantas monedas cuesta, que te las doy ahora mismo? Te calculo enseguida, a ver..... Pues contando con todo, te sale a devolver 1000 monedas de oro. ¿Devolverme? Si, Zaki, te debo todas las veces que me hiciste magia y no me cobraste. ¿A ti? ¿Donde estabas que no te vi? Yo era esa niña con VIH que te dio un beso, y aquel huerfano y aquel niño que vendia caramelos en la calle y que te estrecho la mano, y ........¿Hace falta que siga? Anda, pasa que tienes el escenario preparado. Lo siento por pedirte que trabajes el primer dia, pero no sabes la que se monto ayer al saber que hoy vendrias, ¿los oyes? tienes ya a todos los niños y a todos los angelitos sentados y muy impacientes.
Que sepais amigos y amigas que no conozco personalmente a quien esto escribio, su nombre en el foro es Daroca y es un crak hablando de magia, un saludo para todos y todas, Zaki Magoa
Cuentan que un dia muy lejano un mago solidario llego al cielo y le dijo el niño jesus: Lo siento Zaki, pero la entrada para entrar en el cielo cuesta mucho dinero, y sin entrada no puedes pasar. Zaki pidio que hiciera una excepcion, porque el no tenia suficiente. Pero el niño jesus le contesto: ¿ Como que no tienes dinero? ¿Y esa altisima montaña de monedas de oro? No jesus esa no es mia, sera de David Copperfield o Sigfriend and Roy. Es tuya, le dice el niño, fijate bien en cada una de esas monedas. En cada una hay dibujada una sonrisa. Son todas las sonrisas infantiles que has conseguido en la tierra, eres el mago mas millonario de todos. ¿si? !Entonces puedo pagar la entrada para el cielo! ¿ Cuantas monedas cuesta, que te las doy ahora mismo? Te calculo enseguida, a ver..... Pues contando con todo, te sale a devolver 1000 monedas de oro. ¿Devolverme? Si, Zaki, te debo todas las veces que me hiciste magia y no me cobraste. ¿A ti? ¿Donde estabas que no te vi? Yo era esa niña con VIH que te dio un beso, y aquel huerfano y aquel niño que vendia caramelos en la calle y que te estrecho la mano, y ........¿Hace falta que siga? Anda, pasa que tienes el escenario preparado. Lo siento por pedirte que trabajes el primer dia, pero no sabes la que se monto ayer al saber que hoy vendrias, ¿los oyes? tienes ya a todos los niños y a todos los angelitos sentados y muy impacientes.
Que sepais amigos y amigas que no conozco personalmente a quien esto escribio, su nombre en el foro es Daroca y es un crak hablando de magia, un saludo para todos y todas, Zaki Magoa
martes, 1 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)